Una mañana de Agosto Los capitanes del pueblo Al frente de las mesnadas Se alejan hacia Adanero. Pronto la notica corre Por los llanos y tesos. Los que varean la lana, Dejan la lana en el suelo Las que vienen de los pozos Posan los cántaros llenos. Acuden de todas partes Menestrales y labriegos. Llegados frente a Medina, Se detienen en silencio. Quedan en pie sólo muros Calcinados por el fuego. Como algunos medinenses Se afanen a los aleros, Juan Bravo picando espuelas Se precipita a su encuentro. "Nunca olvidará Segovia Lo que por ella habéis hecho" Avanzan, pasada Rueda. Entre cardos polvorientos. Les queman el sol sus armas Se levantan los vencejos Padilla, Bravo y Zapata Van cabalgando parejos. Cuando surge en los pinares Un grupo de caballeros. "En nombre de Tordesillas Venimos a vuestro encuentro. Si pronto no nos llegarais Nos llegarán los flamencos
Que ya han querido llevarse La reina de su convento". Los vecinos les reciben Con muestras de gran contento. Hasta la plaza han sacado Morados pendones viejos Y las mozas se han prendido El morado comunero Sobre las mantillas blancas, Sobre los corpiños nuevos. ¡Cómo vuelan las campanas Al entrar los comuneros! Tras haberse concertado Padilla y sus caballeros Se dirigen al palacio Que sirve a Juana de encierro. "Nada os han dicho, señora, De la invasión de extranjeros Ni del pechar implacable Que han convertido en saqueo. Castilla tan presa estaba Como Vos en vuestro encierro". La reina nombra a Padilla General de sus ejércitos Y le pide que la Junta Se convierta en su gobierno. ¡Cuan gozosos abandonan A Juana los Comuneros! Se aferran a reina loca Por no asirse a rey cuerdo ¡Loca estuviera la reina Para juntarse a su pueblo!