Una vez más hasta cuándo,
acaso un día entero, como siempre;
la taquicardia, el miedo,
calmantes,
este fuego
helado en la cúpula del estómago,
este vómito quieto,
en constante acumulación,
a veces devorado por el dolor
de otra angustia aún
más hambrienta.
Hasta cuándo, mañana también y pasado
mañana y ayer y hoy de nuevo,
quiste cada vez más enraizado,
honda escocedura de estertores
donde el clavo ardiente de un latido
entero,
cumplido,
resuelto,
es urgente como el suicidio.