Una vez más hasta cuándo, acaso un día entero, como siempre; la taquicardia, el miedo, calmantes, este fuego helado en la cúpula del estómago, este vómito quieto, en constante acumulación, a veces devorado por el dolor de otra angustia aún más hambrienta.
Hasta cuándo, mañana también y pasado mañana y ayer y hoy de nuevo, quiste cada vez más enraizado, honda escocedura de estertores donde el clavo ardiente de un latido entero, cumplido, resuelto, es urgente como el suicidio.