Y este invento, ¿de qué va?, qué se teje tras el nudo de vivir en el absurdo de la noche sideral obligados a buscar, invidentes, sordomudos, desde el pozo más profundo, un poco de oscuridad. Qué guadaña habrá detrás de la muerte del Demiurgo que nos puso en este mundo al amparo del Azar, libres frente a la verdad de saber que no hay más rumbo que la regla del embudo y su solución mortal. Si esto tiene algún sentido, que venga Dios y lo vea y, si no entiende que esto es el Delirio,
es que perdió la cabeza en este laberinto de tinieblas... Qué pecado fue el de Adán que aún pagamos su insolencia padeciendo la condena de vivir la dualidad de ser Dios y Satanás, combatiendo esquizofrenias con la espada maniquea que separa el bien del mal. Qué se propondrá este vals de acrobacias y piruetas en la pista de una esfera que no cesa de girar recorriendo la Espiral que barrenan las estrellas en la inmensa voltereta que va de siempre a jamás.