Puedo decir después de todo lo sufrido Agasajando a musas con el corazón Que aún no sé qué impulsa ese primer latido Que me demanda darles sangre de canción Y vienen siempre sin haberlas invitado Haciendo suyo mi derecho de admisión Con mil torturas de palabras al dictado Soltando notas que no encuentran diapasón Ay, ay, ay, las musas, las musas Son todo un prodigio, las musas De mala educación Ay, ay, ay, las musas, las musas Jamás me responden, las musas Evitan la cuestión
Ay, ay, ay, las musas, las musas Cuando les pregunto a las musas De dónde sale, de dónde viene Una canción Aprovechando este paréntesis de calma Puedo afirmar, ya muy cercano a la extinción Que desconozco de qué musa nace el alma Que toma cuerpo en su vestido de canción Y aunque no existan, yo sé bien que haberlas, haylas Y es bueno, para no morir, darles jabón Porque en un triste hacen vudú si no las bailas Al ritmo de su endemoniada inspiración