Una locutora en el televisor se disculpa por la interrupción. De repente se deja de oír su voz y a la imagen se le va el color. Se produce en el instante un apagón y la calle es un gran descontrol. Me susurras: "Mira, como en Nueva York... Tengo ganas de hacer el amor". Y en eso pasa un avión, pasa un avión...
y pasa un avión. Qué demonios chilla ese despertador si aún no son las tres en mi reloj. No es normal la luz que hay en la habitación a no ser que haya salido el sol. Calla, escucha ese redoble de tambor o es el eco de alguna explosión. Y me dices: "Ven, amor, olvídalo, démonos el beso del adiós".