Alguna vez ocurre que nunca amanece
y la noche se queda enganchada a mi colchón,
la increpo: ¡fuera, noche, desaparecer y ella,
impávida, sigue en sus trece: "¡quiero pasión! "
Y van pasando noches por dentro y por fuera
y ella crece y se crece y engorda como un balón...
Le pongo tres cerrojos a la nevera
y me voy al sofá que me espera en el salón.
Terca noche, terca noche, no me conviertas en un avestruz,
terca noche, terca noche, deja que vea algún rayo de luz...
Y mi obsesiva amante va y se despartama... y desborda la cama
e inunda todo el salón... Y cuando me descubre
se me encarama y su mano me viola y derrama consolación...
Y así, noche tras noche, su espacio me escora,
no me queda ni un metro cuadrado, salgo al balcón...
Y la noche de afuera mira la hora... y la noche de adentro devora mi corazón.
Terca noche, terca noche...