Cuando tengo mi guitarra nada puede sucederme. Que tome nota el destino, el cielo y mi mala suerte. Conocerte a ti fue un castigo, perderte el principio del fin, antes soñaba contigo, ahora no me dejas dormir. Miro arriba, lo malo siempre viene del cielo. Cuando te pones encima te juro que no sé qué hacer. Eres fiel como una amante gallega, la luna va llena de sol y de pena como una mujer. Ahora te echo de menos, antes te echaba de más, para torcer el destino una mujer llega... sabes. Y ahora que estoy sin mí, sin ti y sin los dos, sin tus palabras y sin nada,
también estamos sin Dios. Y por mucho que lo intentas nunca te podré odiar, pues cuanto peor me tratas es cuando más pena me das. Y si escuchas que alguien canta, es porque tiene esperanza. No me importa la distancia, te seguiré donde vayas. Viva Dios que nunca muere y si muere resucita. Sueño, sueña, olvida todo lo hermoso es nena, cuando gritas. Y ahora que estoy sin mí, sin ti y sin los dos, sin tus palabras y sin nada, ahora me quedo con Dios. Y sin tus palabras siempre llenas de pena allá donde vayas.