Les ruego que me acepten esta historia de ladrillo, De guitarra y de cuchillo, De las sombras y los ecos que sonaron Por el barrio. Porque es la vieja historia de las calles de empedrao Y la luna reflejÁndose en los charcos. En las noches de farra destacÓ muy pronto Un mozo bien plantado Y fue del suburbio el casanova. Él, Con su garganta fiel pÁ la bronca y el ron, Él, Que antes de los veinte a mÁs de cuatro despachÓ, Él, Que bajo la luz de un farol convocÓ a la banda: La banda del barrio.... Y, cuanto mÁs aporreao, Es mas obligaciÓn de un "guapo" de ser mÁs mentao. A golpe de ganzÚa, su reputaciÓn fue Como pÓlvora que se prendiÓ; Y prosperÓ deprisa por su estampa de matÓn, Y olvidÓ muy pronto el viejo olor de callejÓn. No faltaban amigos mientras que el parnÉ Quiso pagar el baile o el licor Ni una hembra cumplidora que siguiera su agarrao: Nadie rechazo su invitaciÓn. AÚn mas las comadres
Que aquel mozo acreditado pal bailongo y para tajo, Quien robara corazones, DesapareciÓ del barrio. Y volviÓ una noche oscura a las calles del lugar Perdido, solo y sin su antiguo rango. Si fue el alcohol, la timba, Si fue la c**a, o si fue aquel mal paso, El caso es que el que fuera antes hombre de acciÓn Al barrio retornÓ; y allÍ sÓlo encontrÓ A otro, ya ocupando aquel sitio que Él dejÓ: Muy lejos ya de su primer amor, Y muerta la madre que lo quiso tanto... ¡cuÁntas noches su desdicha SÓlo fue alumbrada por la luz de algÚn burdel...! Él quiso que nadie nombrara su traiciÓn Al recostar su pena en un portÓn; Pero el barrio no perdona nunca al que lo abandonÓ Y por Última vez el cuchillo dio razÓn. Para Él no habrÁ ya mÁs hazaÑas que contar: Duelo final, leyenda del barrial. Un cuerpo como un fardo sobre la acera cayÓ. AsÍ fue Como el barrio pagÓ A quien lo traicionÓ.