Un papalote terco muy terco que no quería perder el tiempo quiso ser pájaro y recorrer el ancho cielo en un dos por tres. Se zafó todos los nudos dando vueltas y más vueltas y por fin
al girar se mareó de tanto andar en el mismo lugar. Esta es la historia fiel del tonto de papel porque los papalotes no llegan lejos cuando se van sin hilo y sin carretel.