Se despierta y ve la misma realidad las tostadas se han quemado ya no hay tiempo para más, en el metro cada uno en su lugar lee la prensa y es que todo sigue igual de 8 a 3, su jaula decorada tramita una jornada que no llegue al final Sin estrés, que luego un psiquiatra le pide más carnaza que el no le quiere dar. Puede ser que no haya fuera nadie a quien contar tus penas pueden darte mil patadas sin hablar pueden decirte que nada es como tú lo planeabas que las cosas ya no se pueden cambiar Y que la vida ya no es vida en la ciudad, que la vida ya no es vida en la ciudad. Por las tardes ya no quiere respirar se tropieza con mil mantas que le venden la verdad de piratas camuflados sin piedad que aprobechan las ventajas
de la era digital. A las seis un onqui despistao le pide algún cigarro que calme la ansiedad sin tener que estar disimulando el sigue con su paso tratando de olvidar. Puede ser que no haya fuera nadie a quien contar tus penas pueden darte mil patadas sin hablar pueden decirte que nada es como tú lo planeabas que las cosas ya no se pueden cambiar Y que la vida ya no es vida en la ciudad, que la vida ya no es vida en la ciudad. Puede ser que no haya fuera nadie a quien contar tus penas pueden darte mil patadas sin hablar pueden decirte que nada es como tú lo planeabas que las cosas ya no se pueden cambiar Y que la vida ya no es vida en la ciudad, que la vida ya no es vida en la ciudad.