Palomitas de maíz, para esa boca abierta, y un espejo retrovisor para que recuerde que metió la pata. Moscas verdes, para ese buche, y un tesoro de su cagada para que recuerde que metió la pata.
Se le fue la lengua, hablando de más de sus desaciertos.
Moscas verdes, para el charlatán, y una patada en el trasero, para que recuerde que esa fue mi pata.
Yo no sé para qué habló, si después se arrepintió de su letra, a lo mejor temió que su suerte le diera palos a su inconsciente, y no lo dejara dormir.
Yo no sé para qué habló, si después se arrepintió de su letra, a lo mejor temió que su suerte le diera palos a su inconsciente, y no lo dejara dormir, moscas verdes al charlatán, y que no hable nunca más.