Mi dulce camionero,
cuándo me vas a llevar
contigo en tu cabina
de fiero y negro metal.
Y poder ver las cosas
tan pequeñas al pasar,
tan sólo nos separa
un cristal del mundo real.
Cada día que
pasemos no
lo voy a olvidar,
ya no rueda sino
vuela nuestro camión.
No habra más
coches en circulación;
sólo tú,
yo y nuestro camión.
Y habrá tantas cosas
de las que podremos hablar,
a tu lado en la cabina,
entre campos de cereal.
Cada día que
pasemos no
lo voy a olvidar,
ya no vuela sino
flota nuestro camión.
Y es bien cierto que
a tu lado yo
me querría estrellar,
pon la cinta otra vez,
impacto de felicidad.