Sentado al borde de una silla desfondada mareado loco, casi vivo escribo versos previamente llorados por la ciudad donde nací. Hay que atraparlos también aqui nacieron dulces hijos mios
que entre tanto hastio te endulzan bellamente hay que aprender a resistir. Ni a irse ni a quedarse solo a resistir aunque seguro que habrá más penas y olvidos.