Aquella tarde llovió y por las calles vagó como una sombra. Pronto la noche la envolvió y a la taberna regresó y un marinero la abrazó... si. De aquellas garras escapó no vio a la gente sonreír y en su buhardilla de alquiler lloró en silencio hasta dormir, y aquel pequeño juguetón besó la frente de Denise y entre sollozos musitó: Lloras por mí. Y en el amanecer una casa sin luz unos ojos sin vida y en el aire quedó la sonrisa infantil
que la lluvia borró. Aquella tarde llovió y por las calles vagó como una sombra. Pronto la noche la envolvió y al viejo bar no regresó ni un marinero la esperó... no. Dicen las gentes que Denise pasó la noche en el can*l y en una orilla se encontró un fleco de su viejo chal. Ya la taberna se cerró y en la buhardilla de Denise un lazo negro se colgó; murió en abril.