En el desván donde mis sueños están desde edad muy temprana, aún guardo el plan de vivir como Tarzán, saltar de liana en liana. Que un chimpancé me acompañe y me eche un pie si acaso resbalara, y que me dé, en la selva en la que esté, conversación preclara. Iré a nadar en el río y a enfrentar- me con un cocodrilo, tendré mi hogar en la copa de un gran ár- bol y desde allí vigilo. Y si un león viene a darse el atracón con Jane, mi compañera, entro en acción y lo dejo sin ración o en la lista de espera. Pasearé con mi amigo el chimpancé a lomos de elefante, y soltaré mi famoso grito que sonará espeluznante:
¡¡¡Viva la Pilarica!!! Si un cazador se comporta con honor, que se siente a mi mesa, mas si es traidor no se escapa a mi furor, lo convierto en mi presa. Sé que es pueril, pero le rompo el fusil, le prohíbo que vuelva. Gusano vil, volverá con otros mil por más marfil, me echarán de mi selva. Y un servidor, sin su selva alrededor, la moral por los suelos, va a Nueva York, convertido en todo un lord. Y a escalar rascacielos. En el desván donde mis sueños están desde edad muy temprana, aún guardo el plan de vivir como Tarzán, saltar de liana en liana. Saltar de liana en liana.