Solos los dos ya se fueron los demás yo te perdí entre el vapor y la luz de la ciudad. Sigo afinando la guitarra y calentando el licor mientras te espero en la mesa de un bar con el humo en la mirada. Ya no hay nadie más al rededor afuera sigue ardiendo la ciudad te sigo esperando en la oscuridad
cantando el último verso de esta canción para mesas vacías. Cuando me vengas a despertar si me río porque sí es que estoy loco de atar es que estoy lejos de mí incinerando el pasado y los discos olvidos y me alegro si aún no perdí en el juego de vivir, ya no hay nadie más...