(Canción ganadora del Primer Festival del Aguadulce, Lima, Perú, febrero de 1972) ¿De qué le sirve al humano Detenerse en las estrellas Cuando vemos que de pobres Está sembrada la tierra? Declaro con humildad: Yo soy la hormiga vecina Que contemplaba las rosas Separando las espinas En este peregrinar Se cruzaron diferencias Entre abundancias ingratas Y el frío de las conciencias Con los ojos bien abiertos La vida me dio razón De que al grito de justicia
Se desarma el tiburón Me llega por la mañana Fragancia de una violeta Y su perfume se clava Como un mensaje en mi puerta Me dice: Viene otra vida Donde seremos hermanos No me digan que las flores Se olvidaron del humano No le canto en amargura Me refugio en la confianza De un pueblo que ha desatado Las llaves de la esperanza Y si mi voz se desviara Del camino denunciante Le pusiera mil candados Le dijera que no cante