Fueron los frutos Calchaquíes de sudor embravecido tus pies fueron al desierto y la flor de amor sembraron. Mano de greda alfarera que la tierra cruda pulió y del molle vino el vino a embriagarte tus dolores. De sudor vivió tu encanto y fundido en el paisaje el Diaguita indio eterno
perduró en los guijarros. Su color bronce tierra no se muere, como el sol en la noche interminable que ha de morir algún día. Es la noche de los hombres que atormenta la belleza de la savia americana. Es la noche de los hombres que atormenta la belleza