Tercera parte de un diario con cortes y sigo a muerte
a ver si hay suerte y doy con un escenario que me soporte
no sere yo quien en mi oasis resucite a ningun muerto
pero en caso de no gustarte puedes irte a otro desierto
reina ahora por cierto un tuerto sobre el reino de los ciegos
y arena lanzan a su ojo los que juegan a su juego
soportó las zancadillas que le pusieron los cojos
hizo callar a los mudos pudo gritar a su antojo
mas los sordos no han confiado y han cerrado sus orejas
pues no quieren entender la tan visible moraleja
tan solo se leen la historia que escribieron sus abuelos
y aun no saben la manera de derrotarlo en un duelo
porque aquel monarca tuerto nunca mira pa otra parte
y sus rivales no pueden mas que pedi al cielo su muerte
va a tener que utilizar de alguna manera sus artes
para no contaminarse para mantenerse fuerte
pide al cielo cuando reza no cometer la torpeza
de creer que esto es un juego sabe lo que quema el fuego
no ha de bajar la cabeza
soporta su bajeza los embites de los necios
tiene poderes para pararlos tienen un precio
sabe aplacar los prontos de los tontos pero intenta
hacer que por si solos se den cuenta
de nada les servira gastar tinta en sus imprentas
es grande el enemigo al que en esta afrenta se enfrentan
el rey a sus palabras saca punta
y sin mas juntas pone versos de maniobras
a expandir su veneno como cobras
consieglieris jamas consiglieron el darle la vara
y mira que de mil maneras siempre lo intentaron pero nada
que van muchas batallas vencidas en su pasado
que igual tiene las cosas demasiado bien pensadas
permita al rey la suerte poder mantenerse fuerte y
librarse de las marionetas que rondan su corte
que siempre tenga un ojo y que lo mantenga despierto
pa poder seguir siendo el rey de su puto desierto