La luna, el viento en la ciudad, una estrella fugaz, la luz del sol se marchará y el grillo cantará las canciones que recuerdan tiempos de amistad. Y yo no pierdo la esperanza porque el mundo esté peor, porque no tenga prestigio yo no pierdo la ilusión, cada día yo más siento
la necesidad de Dios, y si alguna vez soy viejo, María será el bastón que me cuide, que me alivie, que me pueda ayudar. Tú me acoges como a un niño su mamá. ¡No merezco ser tu hijo y ésa es la realidad! ¡Me sostiene tu cordón umbilical! Reconozco que soy débil, ¡perdonarás!...