La luna, el viento en la ciudad,
una estrella fugaz,
la luz del sol se marchará
y el grillo cantará
las canciones que recuerdan
tiempos de amistad.
Y yo no pierdo la esperanza
porque el mundo esté peor,
porque no tenga prestigio
yo no pierdo la ilusión,
cada día yo más siento
la necesidad de Dios,
y si alguna vez soy viejo,
María será el bastón
que me cuide, que me alivie,
que me pueda ayudar.
Tú me acoges como a un niño
su mamá.
¡No merezco ser tu hijo
y ésa es la realidad!
¡Me sostiene tu cordón
umbilical!
Reconozco que soy débil,
¡perdonarás!...