Abres los ojos. Ves el reloj: Las siete de la mañana
Bostezas. Te acurrucas pero, al minuto, tu madre te llama
Te dice que te levantes y que no olvides arreglar tu cama
Tú de mala gana te paras, pensando en la próxima jornada
Ésa que aguarda por ti, con ánimo paciente y rostro sonriente;
La misma que te alimenta, te viste, te mima y te consiente…
Pero la detestas. Es uno de los blancos de la inconformidad
Con tu entorno, con el mundo en el que vives por casualidad
Decides omitir la ducha. Piensas «Bah, ni quién se fije»
Tu pereza es ahora mucha. Caminas. A la cocina te diriges
Te topas con un desayuno caliente y no percibes su olor
Estás más dormido que despierto; presa todavía del sopor
Y se te hace tarde. Así que prefieres no probar bocado
Das unos cuantos pasos y te instalas enfrente del lavabo
Con agua abundante enjuagas tu cara, y en el espejo te contemplas
Examinas tu perfil: primero el derecho, luego el de la izquierda
«Ahí no estaba esa espinilla», comentas para tus adentros;
Al tiempo que giras la perilla para salir en ese momento
Alistas tus tiliches. Un uniforme es tu indumentaria
«Otra vez lo mismo», piensas, harto de la rutina diaria
Aún hay oportunidad para irte a trabajar en autobús;
Según, llegarías puntual mientras la calle siga igual: sin luz
Cargas tu mochila. Tu despedida es desabrida
Aunque, ¿a quién le importaría si casi toda tu familia está dormida?
Inicia tu caminata. A la esquina te vas acercando
Cuando de repente, recuerdas algo que estabas olvidando:
Los discman. «Pero qué pendejo», te dices. Das media vuelta
Los rescatas de un sillón y los metes directo en tu maleta
No dispones del mismo tiempo y sales más de prisa
Esperas un transporte, y se escuchan campanas anunciando misa
Y te empiezas a desesperar: no divisas ni un camión
Ni un taxi ni un amigo que de suerte pase y te dé un aventón
Veinte minutos después abordas una unidad colectiva
Das tu pasaje al chofer y éste te da los buenos días
Te tranquilizas, tomas asiento. Te dispones a disfrutar
Para ti, mejor es viajar lento: más música podrías escuchar
Cuentas con ese disco. Ése, que ha sobrevivido una semana
Sigue sin aburrirte y esperas que amenice esta mañana
Presionas el botón de play. Apuntan al cielo tus comisuras
Cuando de pronto... y sólo exclamas: «¡Pero qué basura!»
Es un día como esos en los que te preguntas:
«¿Qué hice para merecer esto? ¿Con quién uno se disculpa?»
Parece todo conjurar para que te la pases mal
Todo podrías soportar, pero sin música, nada sería igual
Es un día como esos en los que te preguntas:
«¿Qué hice para merecer esto? ¿Con quién uno se disculpa?»
Parece todo conjurar para que te la pases mal
Todo podrías soportar, pero sin música, nada sería igual