El tiempo lo fue arrumbando, solitario y triste se lo ve,
se distrae cuneado pasa a mi lado, me saluda son saber por qué,
retribuyo su gesto educado y me dejo llevar dentro de él.
Pude saber que era un niño indefenso ante tanta vejez,
sosteniendo unos huesoso pesados bajo el cielo de la madurez,
que clamaba ausentes caricias a un buen tiempo que vino y se fue.
Tal vez la primavera se acordará de ti,
trayéndote la alegría que esperas para seguir
Alejando todas tus urgencias, antes que se te ocurra partir.
Por qué será que lo viejos ya no cuentan con un buen lugar,
y se tuercen todos sus derechos, cuando más han de necesitar,
cuando mucho es lo poco de nada u la nada es la dignidad.
Sujetos a indiferencias, condenados a la soledad,
como duele sentirse olvidado, cómo lastima la realidad,
viejo amigo, te dice mi zamba, gracias por sabernos perdonar.
Tal vez la primavera se acordará de ti,
trayéndote la alegría que esperas para seguir
Alejando todas tus urgencias, antes que se te ocurra partir.