No es fácil poder decirles todo lo que siente mi alma,
cuando desde una guitarra se va encendiendo una zamba,
trepa que trepa y se queda anidada en mi garganta.
Es música del gauchaje, madre de todas las danzas,
alarido de mi tierra, nacida de sus entrañas,
la zamba es como una niña, una niña enamorada.
Somos del mismo lugar, por eso al cantar,
mi canto se vuelve grito, no hay nada como una zamba,
mi canto se vuelve grito, no hay nada como una zamba.
Si empuñas una guitarra, para aprender a rasguearla,
verás que el primer intento siempre ha de ser una zamba,
zamba que traes en tus notas los aromas de mi infancia.
La han visto muy mal herida, la maltrataron con saña,
con tantos golpes arteros, cuánto hicieron pa' olvidarla,
y olvidan que en esta tierra, al canto lo hizo una zamba.
Somos del mismo lugar, por eso al cantar,
mi canto se vuelve grito, no hay nada como una zamba,
mi canto se vuelve grito, no hay nada como una zamba.