Que se repartan el mundo entero, si estas sentada sobre mis huevos, que mientras sobren en nuestro juego no habrá peligro de ser un muerto. Y en este mundo, que ya es de ellos el paraíso quedó pequeño, no queda sitio para el obrero
pero respiro sobre tu vientre, y ya no tengo miedo. Aunque indefensos como los árboles, seremos libres como animales, muy vulnerables y presa fácil, pero respiro bajo tu vientre, y ya no tengo miedo.