Tú te paseas sin mirar entre rostros de marfil que se vuelven al pasar se han clavado sobre ti. Hoy con tus trampas vencerás la partida a la ciudad, no te vuelvas al andar son las reglas del lugar te harán ganar. Y ahí están sudores fríos de metal
que se resvalan por tu piel otra vez, otra vez. No, no te sientes hoy mejor la humedad de tu sudor aparece al recordar y tu blusa se pegó está al llegar. Y sin voz tus manos tiemblan otra vez y una caricia te avisó y tú vas, sin mirar.