Un buen día yo fui
condenado a mentir.
Desde entonces estoy
condenado a sufrir.
Mentir sin convicción
es como no mentirte.
Mentiras que son para ti
como un regalo tómalas
mentiras que van hacia ti
y es que tú siempre pides más.
Ya me dejan hablar
he aprendido a mentir
y lo hice mi amor
sobre todo por ti,
metir por adicción
sin importarme nada.
Mentiras que van a por ti
te llegan siempre por detrás.
Mentiras que están siempre ahí
cuando las necesitas más.