Te conocí en aquel viejo cabaret Pagué tantas veces por subir la escalera que lleva a tu habitación Pasamos noches entre la lujuria y el alcohol Nunca tuve nada mejor Sin darnos cuenta algo nos debió enredar
Pero lo bueno, como el último trago de una copa, siempre es fugaz Ya era de día. Me dijiste “tengo que marchar” Aquella sonrisa roja de carmín, la mirada triste al decir adiós Nena, nunca la podré olvidar