Esta vieja zorra que araña en las tripas me mata un poco.
Un día precioso que pasa a mi lado, ¡ni me saluda!.
Busco laberintos en los que perderme, y siempre hay monstruos.
Y busco los hilos que a ti me conducen, mi dulce niña.
Trazo mapas con los dedos, uniendo pecas en tu piel, y sólo dejo de pensar mientras dura este beso.
Sangra la noche.
Hace que nazca una canción de mil derrotas.
Me salva un poco.
Y esta copita mientras hablamos tú y yo, mi buen amigo, me acerca al cielo.
Castillo de naipes que rozan las nubes.
Un soplo y caen.
Así tantos sueños se ahogan en el barro, por el camino.