El mar se esconde.
La noche oculta tus claros ojos negros.
Un cuerpo ingenuo, un turbio sueño.
Un mar en medio, la eterna sensación de nunca poder llegar, un punto oscuro, locura del deseo.
El mar se rompe, nado cansado hacia una orilla que se aleja, no puedo más, me arrastra la corriente.
Un mar salvaje agita sin piedad un cuerpo destrozado.
Busco en la arena, te pierdes en la niebla, entre la niebla.
La tarde se escapa y tú no estás, perdido en mi coche una vez más, un sueño imposible y, quizá, tan sólo una lágrima por ese amor.