De tanto correr sin mirar atrás, para escapar del tiempo he vuelto a tropezar.
Y la niña viciosa de carita sucia le llaman tristeza.
Me abraza.
No puedo marchar.
En la cama vacía, donde duermen tus recuerdos, y la niebla que oculta los soles de cada amanecer.
¡Qué otoño tan bestia! Destroza las hojas del calendario.
Y yo aquí esperando, sabiendo que nunca has de volver.
Sueños que, sueños que las olas del tiempo rompen contra un espejo de lluvia gris.