Ese ritmo s**ual que llevas al andar, no lo pierdas jamás. A veces son tus pies los que me incitan a actuar y el amor es un perro sediento que gime. Esa presa final, la que queda sin aire, prisionera de más. A veces sos el tiempo o la muerte, quizás. El perro malherido, sediento nos sigue. Déjenme No creo que ayudarme te ayudará a vivir. No creo que mi suerte esté apostando a mentir con vos que sos la estela del agua que corre. Mátense En cada acorde o madre que te obligue a ceder, en cada habitación mugrienta de algún hotel. El ángel ciego, amor, larvas de fin de siglo. Ese aullido animal que emites para amar
es a lo que nos debemos más. Te amo con tanto odio, prisionero de más. Soy presa de toda esa agua que corre. Ese grito carnal, yo sólo hablo de amar la fricción, penetrar el límite absoluto de gozar y estallar la polución s**ual, el hedor primitivo. Déjenme No creo que ayudarme te ayudará a vivir. No creo que mi suerte esté apostando a mentir, con vos que sos la estela del agua que corre. Mátense En cada acorde o madre que te obligue a ceder, en cada habitación mugrienta de algún hotel. El ángel ciego, amor, larvas de fin de siglo.