Todavía huelo la espuma del mar que me hicieron atravesar.
La noche, no puedo recordarla.
Ni el mismo océano podría recordarla.
Pero no olvido el primer alcatraz que divisé.
Altas, las nubes, como inocentes testigos presenciales.
Acaso no he olvidado ni mi costa perdida, ni mi lengua ancestral
Me dejaron aquí y aquí he vivido.
Y porque trabajé como una bestia,
aquí volví a nacer.
A cuanta epopeya mandinga intenté recurrir.
Me rebelé.
Su Merced me compró en una plaza.
Bordé la casaca de su Merced y un hijo macho le parí.
Mi hijo no tuvo nombre.
Y su Merced murió a manos de un impecable lord inglés.
Anduve.
Esta es la tierra donde padecí bocabajos y azotes.
Bogué a lo largo de todos sus ríos.
Bajo su sol sembré, recolecté y las cosechas no comí.
Por casa tuve un barracón.
Yo misma traje piedras para edificarlo,
pero canté al natural compás de los pájaros nacionales.
Me sublevé.
En esta tierra toqué la sangre húmeda
y los huesos podridos de muchos otros,
traídos a ella, o no, igual que yo.
Ya nunca más imaginé el camin a Guinea.
¿Era a Guinea? ¿A Benín? ¿Era a
Madagascar? ¿O a Cabo Verde?
Trabajé mucho más.
Fundé mejor mi canto milenario y mi esperanza.
Aquí construí mi mundo.
Me fui al monte.
Mi real independencia fue el palenque
y cabalgué entre las tropas de Maceo.
Sólo un siglo más tarde,
junto a mis descendientes,
desde una azul montaña.
Bajé de la Sierra
Para acabar con capitales y usureros,
con generales y burgueses.
Ahora soy: sólo hoy tenemos y creamos.
Nada nos es ajeno.
Nuestra la tierra.
Nuestros el mar y el cielo.
Nuestras la magia y la quimera.
Iguales míos, aquí los veo bailar
alrededor del árbol que plantamos para el comunismo.
Su pródiga madera ya resuena.
English Translation
I still smell the foam of the sea they made me cross.
The night, I can not remember it.
The ocean itself could not remember that.
But I can't forget the first gull I made out in the distance.
High, the clouds, like innocent eyewitnesses.
Perhaps I haven't forgotten my lost coast,
nor my ancestral language.
They left me here and here I've lived.
And, because I worked like an animal,
here I came to be born.
How many Mandinga epics did I look to for strength.
I rebelled.
His Worship bought me in a public square.
I embroidered His Worship's coat and bore him a male child.
My son had no name.
And His Worship died at the hands of an impeccable Englishlord.
I walked.
This is the land where I suffered
mouth-in-the-dust and the lash.
I rode the length of all its rivers.
Under its sun I planted seeds, brought in the crops,
but never ate those harvests.
A slave barracks was my house,
built with stones that I hauled myself.
While I sang to the pure beat of native birds.
I rose up.
In this same land I touched the fresh blood
and decayed bones of many others,
brought to this land or not, the same as I.
I no longer dreamt of the road to Guinea.
Was it to Guinea? Benin?
To Madagascar? Or Cape Verde?
I worked on and on.
I strengthened the foundations of my milllenary song and of my hope.
I left for the hills.
My real independence was the free slave fort
and I rode with the troops of Maceo.
Only a century later, together with my descendents,
from a blue mountain
I came down from the Sierra
to put an end to capital and ursurer,
to generals and to bourgeouis.
Now I exist: only today do we own, do we create.
Nothing is foreign to us.
The land is ours.
Ours the sea and sky,
the magic and vision.
Compañeros, here I see you dance
around the tree we are planting for communism.
Its prodigal wood resounds.