Se tambalea, se tambalea, se tambalea, tu pedestal se tambalea. Te creiste que el mundo era tuyo, que la vida era tu carnaval. Destrozaste mi amor con tu orgullo, y gozabas con verme llorar. Ahora ves que aquellas ilusiones de tus manos se escapan, se van. Solo quedan tus bajas pasiones y recuerdos que no volverán. Se tambalea, se tambalea, se tambalea,
tu pedestal se tambalea. Ahora imploras perdón y hasta olvido, porque ves el ocaso llegar y quisieras borrar lo vivido y de nuevo volver a empezar. Esa es la lección que la vida a los hombres debiera enseñar: Que el que siembra vientos y tormentas huracanes recoge al final. Se tambalea, se tambalea.