No hay paisajes de salitre donde no estés tu
Con un cuerpo transparente,
Y una mirada que quema.
No hay horizonte que no busque en su retina luz
Ni deseo más Urgente, que el que me das tu sirena.
Esos no son ojos son amapolas
Ya quisiera la virgen tener tu corona
El tráfico para en el estrecho,
Y yo no paro de cruzar tu pecho
Mi faro te alumbra estrella a ti sola.
Yo quiero ser nazareno, de tu paso en primavera
Y tener Semana Santa al compás de tus caderas
En un desierto de arena fuiste lisergia de aire y besos
Y al soltarte la melena en el mapa de tu cuerpo tuve el universo.
Y en el oasis de tu piel morena
Yo me pierdo en el itinerario de tus venas
Llévame contigo mar adentro líbrame de esta pena
Y como adicto a la adormidera
Después de tenerte cerca de mis venas
Llévame contigo mar adentro lo demás déjalo fuera.
Déjalo fuera que yo sere tu abanico
Cuando el aire no te quiera mover,
Te meceré yo un poquito
Déjalo fuera, yo te mojaré el ombligo
Si la lluvia ya no quiere caer
Ya no me voy de tu vera.
Han pasado cuatro lunas, y mi corazón
Ya no tiene mas herencia, que un océano profundo
Me quedo con tu saliva como un adiós,
Y me das una sentencia
Cada vez que en ti me hundo.
Y en tu gemido la playa explota
Subiendo mareas a orillas del vicio
Si viene el levante te vuelves loca, loca, y me das con tu boca
La blanca espuma de los sentidos
Son mis puntos cardinales los lunares de tu cuerpo
El norte ya lo he perdido porque al sur brota
El manantial del que bebo
Y desde oriente a poniente no hay nada con tu misterio
Y tengo el mapa del mundo en tu mapa detallado
Hecho de carne y hueso.