Dijeron: "un laburo de nenas, llevás, metés, sacás... 20 lucas, cash. La mitad ahora. La mitad en Chile..." Pero alguien tiró mal los dados y ahora hay un fiambre en ese colchón. Van 3 días y no aparece nadie. Las 5 y no llaman. Carajo ¿Dónde mierda están? Nada de ruido. Horas de chicle. Teléfono muerto. Problemas. Si me quedo soy boleta. Si me rajo me entierran. De algo hay que vivir y de algo hay que morir. Valija de triple fondo. Canutos. Un pasaporte dibujado. Hambre de hace mil horas, tortilla de ayer... Un cuarto que empieza a enfermarme. Hotel de ruta, como en el cine. Pero esta película no se termina nunca. Se acaba el vino y las moscas no. 8 y 10. Más calor. Ese fiambre se pone verde. Algo salió mal. Algún culo va a sangrar.
De algo hay que vivir y de algo hay que morir. Bueno, el sol ya está hecho un queso en la ventana. 4 días. Se los tragó un pozo. Mover, si, mover... ¿y adonde? Pensar. Tranquilo, pensá. Se va a pudrir, más bien, pero ¿qué? Yo me rajo. Ese muerto no es mío y yo no lo levanto. Más vale un "diego" en mano que todo este moco. Ya fue. Un bondi a Rosario o a cualquier parte. Hasta que guarden los perros. Después la levanto a la bruja y de raje a México. Clink, caja. Laburo de nenas...que se caguen. Mediodía. Ladra el sol. Y de pronto frenadas. Alguien patea un vidrio. Alguien se trepa al techo. Perros y perros y perros y perros y ¡¡MIERDA, YO NO FUI!! Una itaka en la frente. Y después todo negro. De algo hay que vivir y de algo hay que morir.