Caminar con los pies rotos hasta un triste descampado la derrota en los rostros, el cansancio en los derrotados. Sin agua y sin comida todos amontonando sus cuerpos, sus penas, su futuro demacrado . Se desgarran sus entrañas en su pequeño escondite toma aire y aguanta el dolor con cada empujón hasta que por fin sin gritos su niña decide salir en medio de la nada, que lata su corazón. Eran las siete de la tarde en el campo de Los Almendros Eran las siete de la tarde, lloró el miedo Eran las siete de la tarde en el campo de Los Almendros
Eran las siete de la tarde, lloró el miedo De nuevo hay que sacar fuerzas de donde no se tienen. No rendirse al desaliento y seguir en pie para volver a levantar otra esperanza hasta que llegue la mañana temblando en el suelo como una hoja, el alma rota en mil pedazos. Eran las siete de la tarde en el campo de Los Almendros Eran las siete de la tarde, lloró el miedo Eran las siete de la tarde en el campo de Los Almendros Eran las siete de la tarde, lloró el miedo