Ramón, Tenía mil sueños que ya no lo son, Montones de amigos sin contestador, Tenía un teniendo Y el alma del triste Ramón. Camina sin rumbo y con poca ambición, Durmiendo entre cuatro cajas de cartón, Y humilde el consuelo, La sangre de un predicador. Tira de un carro lleno de su soledad. Ramón, Va convencido de su invisibilidad. Reniega. Se va, mirando hacia atrás, Piensa cuando volverá El sol a su despertar, Y si su soledad Se irá con la frialdad Del suelo donde dormirá,
Se va, se deja llevar. Se deja llevar. Ramón, Repite las frases, quiere contestar, Sus conversaciones no dejan lugar, Resuenan los dientes, Es frío el que lo hace callar. Va sin zapatos Por las calles de cristal, Ramón Va convencido de su invisibilidad, Y reniega. Se va, mirando hacia atrás, Piensa cuando volverá El sol a su despertar, Y si su soledad Se irá con la frialdad Del suelo donde dormirá, Se va, se deja llevar. Se deja llevar.