Cuando un cántaro se rompe, y no hay monedas en la fuente. Cuando uno se despierta, y ya no es indiferente. Y no existen los destinos, ni siquiera los divinos, desafinan los metales, sin principios ni finales. La ciudad se queda sola y nadie me da bola. Hoy es hoy, ayer fue hoy, ayer... Cuando te quedas adentro, mientras se derrite el centro. Siempre hay alguien al costado, sin aire acondicionado.
Y no existen los relojes, el verano esta caliente, desafinan los pianos, como todos los veranos. La ciudad se queda sola, y nadie te da bola. Hoy es hoy, ayer fue hoy, ayer... Y no existen los destinos, ni siquiera los divinos, desafinan los metales, sin principios ni finales. La ciudad se queda sola, y nadie, nadie, nadie te da bola. Hoy es hoy, ayer fue hoy, ayer