Vivo sola y estoy fuera todo el día y en la cresta de la ola sin buscarla tengo siempre compañía para juegos, para copas, para noches, para risas pero ahora he perdido la cabeza por un tío que me quiere en exclusiva y me asusta su firmeza. Porque a veces una vida compartida no es igual de divertida. Ni te cuento, ni te digo lo que siento cuando pienso en mis amigos tan contentos y yo en casa sentadita
en la butaca viendo tele y pensando en las cosas que he perdido y me encuentro deprimida porque veo que ni risas, ni deseos, sólo niños y comidas. Y comprendo que la vida sin marido es mucho más divertida. Cuando pienso en otras vidas me parece que serán más divertidas porque a veces una vida compartida no es igual de divertida.