Éranse unos labios sin aliento
Un forcejeo un golpe seco
Una plegaria en el desierto
Sudor frío en pleno invierno
La impotencia, el desaliento
Ella le mira desde el suelo
En la noche ladra un perro
Lo demás sólo es silencio.
Ay luna pálida
No me mires desde lejos
El tenía tres o cuatro ideas
Preparadas al respecto
Si no gritas no te pego
No me mires que me pierdo
La tercera era una cuerda
Para atarla a un árbol seco
Y una cuarta la más simple
Una navaja sobre el pecho.
Sé que es peligroso que ande sola
Que parezco medio boba
No lo puedo remediar
Sé que es peligroso andar de noche
Es imprudente no ir en coche
No me lo repitan más.
Con cada trofeo en la ciudad
Como un reguero va extendiendo
La noticia que en su bota
Va caliente un buen acero
Como saben en el lance
Se les va el discernimiento
Y de regreso de ese viaje
Vuelven siempre sin los huevos.