Con el ir y venir de las cosas
se nos fue erosionando el cerebro
y aceptamos por válidas formas
que las telenovelas urdieron.
Harold Robbins cotiza más hondo
porque Lorca escapó del librero
y auscultamos la radio hasta el fondo
para reacomodar el veneno.
Combinamos slogans y slogans
hasta ver consumado el deseo
de rentarnos un tour por Europa
y endeudarnos de enero hasta enero.
No está de moda,
los inteligentes no están de moda,
olvide el verso
porque es un despilfarro de la memoria.
¡Basta de intelectualizar!,
no tiene caso padecer
ante la evidencia
de desaparecer.
No está de moda,
los inteligentes no están de moda,
son una plaga,
la respuesta absurda de la derrota.
¡Tire sus discos de Cortez!,
reniegue el tono de Serrat!
y súmese al coro
de la mediocridad.
Con el ir y venir de las cosas
se nos fue marchitando el ingenio
de tener en la mano una rosa
para reconfortar el invierno.
Hipotecamos todas las horas
en virtud del confort y la nada
rellenando a diario la alforja
de basura recién importada.
De alimentos pasados de hielo
discotecas recién modeladas
alegando que pesa el recuerdo
para recomponer el mañana.