Las cuestiones ocultas,
los deseos absurdos,
las palabras abruptas,
los anhelos difuntos.
Las señales cruzadas,
la traición, los infundios
no le valdrán de nada
a quien va a sus asuntos.
Las verdades a medias,
las pasiones sin rumbo,
ansiedades discretas,
las barajas, los trucos.
Las sonrisas veladas,
las edades, los sustos
no le valdrán de nada
a quien va a sus asuntos.
A sus asuntos,
cada cual a lo suyo
que cada día
te regresa lo tuyo.
A sus asuntos,
cada quien con su vida
que sirva de Dios
o que se lo prohiba.
Los zapatos marcados,
los colores, los gustos,
lo por dar y lo dado,
lo ganado y lo injusto.
Las bondades del hielo,
las mentiras, los cultos,
no le valdrán el pelo
a quien va a sus asuntos.