Supe acomodar
las orejas al ruido de los picaportes
meta que al final
la desahucia y las herraduras del hombre.
Sigo viendo el sol
donde los virtuosos de los empujones
miran con pasión
la verbena de los más baratos de ruche.
No puedo llevar
la tristeza a un nivel de un subir de ascensores
siendo racional
los pastos de chuchos son mi pasaporte.
Tengo el don ba*tardo
que monte de palo
la esperanza va
por los tiernos diluvios de ojos sencillos.
Lluvia que cae
lluvia que viste de normalidad a los cretinos.
Y mi gente bien
con los dedos de la mano
yo cuento mi puñaito.
No me asustan los capullos que se piensan enemigos.
Una dos y tres
y empiezo una canción y se pierden las doces.
Cuna de razón a esta vida que su sin sentido me acoge.
Es mi privilegio
me cago en los necios
que gobiernan los muros del horizonte.
Tengo el don ba*tardo
que monte de palo
me gustan mas los perros que los hombres.