(A las víctimas del terrorismo) Qué culpa tengo yo para mi muerte De manos de un fanático suicida, Qué culpa tengo yo de no ser fuerte Para blindar las puertas de mi vida. Qué culpa tengo yo si mi camino De siempre fue un camino sosegado No tengo vocación de jacobino Ni soy un transgresor iluminado. Si debo convivir con los violentos Por ética les niego mi indulgencia. Los seres que generan malos vientos No pueden navegar en mi conciencia. En nombre de qué míseros designios Se juega con la paz y con su suerte La paz es un deber, y es el dominio Que tiene por haber la buena gente. Consciente soy de ser entre la masa Un punto más en medio de la pista Un número nomás en la subasta Un impreciso número en la lista. Qué culpa tengo yo de los manejos
De rapaces ediles sin conciencia Que escurren siempre el bulto y el pellejo Y acaban con mi fe y mi paciencia Si debo convivir con los corruptos Tampoco les dedico mi indulgencia Ni tan siquiera un mísero exabrupto Que pueda decorarles la conciencia. Qué culpa tengo yo de los enojos De jurásicos seres trastornados Que juegan a la muerte y sus despojos En cobardes y arteros atentados. Que sepa de para siempre el terrorismo De mala sombra y docta villanía Que sólo tiene espacio en el abismo Del crimen y su eterna cobardía. No hay fin que justifique tanta pena Ni pena que no viva su calvario No hay crimen que se quede sin condena Más tarde, más que nunca o más temprano. A las víctimas del terrorismo Letra: Alberto Cortez Música: Alberto Cortez