No se interesan por nada
Por la buena o mala suerte,
Ni por las cosas pasadas
Ni por las cosas urgentes
Ni las que son aceptadas
Por el resto de la gente.
¿Será que son inocentes,
Los indiferentes?.
Son especímenes raros,
Raros, ajenos y extraños
De proceder nada claro
Introvertidos y huraños.
En realidad, son avaros
Y más que avaros, tacaños
Que creen ser inocentes,
Los indiferentes.
Si una matanza de focas
Por traficantes voraces
Deja mal gusto en la boca
Y alza condenas tenaces
A ellos nada les provoca
Esos son asuntos fugaces.
Y creen ser inocentes,
Los indiferentes.
No les preocupa la guerra,
Lo justo ni lo arbitrario
Les da igual cielo que tierra,
La cruz o el escapulario
El que acierta o el que yerra
Si es legal o si es falsario.
Y creen ser inocentes,
Los indiferentes.
Si ven un niño pidiendo
Una limosna en la calle
Ellos se excusan diciendo
Que no tienen para darle,
Se hacen los desentendidos
Para mejor esquivarles
Y seguir siendo inocentes,
Los indiferentes.
Devotos imperturbables
De la diosa indiferencia
Jamás se sienten culpables
Ni con cargos de conciencia.
Rechazan las igualdades
Con aires de suficiencia
Y se piensan inocentes,
Los indiferentes.
No participan de nada,
Ignoran cualquier intento
Les da igual una fabada
Que un cocido madrileño.
Si al mal tiempo buena cara
Ellos le fruncen el ceño.
Y creen ser inocentes,
Los indiferentes.
Uno no sabe si al verlos
Desintegrados de todos,
Si son átomos dispersos
O simples engañabobos.
Si observan el universo
Encerrados en un globo.
No pueden ser inocentes,
Los indiferentes.
No pueden ser inocentes,
Los indiferentes.