Será que estoy cansado de ver cómo a mi esquina
Se asoman fascinantes amores sugerentes,
Me ampara su mirada de todas las inquinas
Me ampara y me permite actuar serenamente.
Será que estoy a salvo detrás de esa barrera
Que impide tentaciones de alturas temerarias
Si el vértigo me aterra subiendo una escalera
Imaginen mi angustia escalando montañas.
Detesto los barullos que siembran desconciertos
Los aullidos del lobo, los cantares de gesta.
Las prédicas solemnes de pastores inciertos
Y las crudas verdades con tocados de fiesta.
No admito interferencias de adictos peregrinos
Que encuentran en mi verso algo más que una rima,
Ofrezco mi respeto igual que exijo el mío
Para que siga viva y en pie mi propia estima.
Mi casa no presume, nobleza ni hidalguía
Custodian sus paredes el aura de mi nido
Donde no es necesario postigo y celosía
Para esconder las artes secretas de Cupido.
Mis logros son el fruto de un intenso trabajo
Y un algo de talento, un algo casi nada,
Después es su paciencia que firme y sin atajos
Transforma mis penumbras en claras alboradas.
No hay quien a mí me deba favores ni caudales
Tengo una sola deuda, le debo su ternura
Que no cambio por todas las glorias mundan*les
Que puedan depararme mi orgullo y mi estatura.
No quiero herir a nadie con dardos invisibles
Ni presumir de astucia cual suprema virtud,
Tengo el alma ocupada y no está disponible
Y goza por fortuna de muy buena salud.
En fin esta es mi vida, sencilla y transparente
No tengo pretensiones de estar donde no estoy,
No dudo que mi fama depende de la gente
Pero eso no me obliga a ser lo que no soy.