Aquella novia primera la que estrenó el alma mía, ella, de alguna manera es mi novia todavía. Revive un tiempo que fuera, tiempo de amor encendido y no recuerdo siquiera, si la quiero o la he querido. Aquella novia primera me regaló el primer beso y las primeras ojeras y los primeros excesos. ¡Amaneciendo desvelos con el color de su nombre, hice a mi orgullo, relevo al recibirme de hombre! Por esa novia primera abandoné la pandilla, inauguré las esperas y multitud de espinillas. Dejaba todo por verla y ella, coqueta sabía que yo con tal de tenerla conmigo, todo valía, desde faltar a la escuela a la mayor cobardía. Aquella novia primera nunca ha querido dejarme. Ahora se ha vuelto quimera y anda rondando mi calle. Tiene una cinta en el pelo,
tiene un vestido de flores, sobre sus ojos el velo de un viejo tiempo de amores. Aquella novia primera es la que todos tuvimos, que nos dejó en la frontera de lo que tanto quisimos. ¡Tormentos de adolescencia, que se adolecen andando! ¡Tributos a la experiencia que hay que seguirlos pagando! Cuando ya va el calendario anestesiando la vida con frustraciones y horarios, con ambiciones suicidas. Uno se acopla al rebaño, uno se vuelve más lerdo y abundan los desengaños y sobran los desacuerdos. Cuando más pasan los años, saben mejor los recuerdos. Aquella novia primera la que estrenó el alma mía, ella, de alguna manera, es mi novia todavía. ¡Amor primero que vuelve, porque nació en primavera! Por eso nunca se muere, aquella novia primera.