Me gusta verte dormida
porque me ganas callando
el centro y las dos orillas
por donde voy navegando,
con el amor en la quilla
y entre las velas volando
esta pasión golondrina
que siempre te anda buscando.
Me gusta verte dormida
porque me ganas callando.
Me gusta verte dormida
porque pareces ausente,
celosamente escondida
y sin embargo presente;
una mitad en la vida,
la otra mitad en la muerte
y ante la duda encendida
anda rondando mi suerte.
Me gusta verte dormida
porque pareces ausente.
Me gusta verte dormida
porque acaricio la idea
de recobrarte enseguida,
cuando despiertes y veas
que me he inventado una esquina
adonde espero que vuelvas;
con un farol y neblina
y aroma de madreselvas.
Me gusta verte dormida
porque acaricio la idea.
Me gusta verte dormida
pero te quiero despierta.
Despierta como una herida,
como mis manos abiertas
al darle la bienvenida
en el umbral de la puerta,
a tantas cosas queridas
que por queridas son nuestras.
Me gusta verte dormida
pero te quiero despierta.