Un hombre breve no es más que un hombre alado un hombre alado es más que un hombre breve que se mire a trasluz y se renueve para sentirse azul y acomodado. Un hombre abrigo es más que un hombre hermoso un hombre hermoso no es más que un hombre abrigo que importa si no tiene los ojos del castigo ni el cuerpo estructurado y espumoso ni un dotado arsenal bajo el ombligo ni el rostro agradecido y glamoroso. Un hombre estable no es más que un hombre bueno un hombre bueno es más que un hombre estable querible, transparente, ligero y razonable sin restos en la duda y el veneno. Un hombre vivo es más que un hombre rosas un hombre rosas no es más que un hombre vivo un hombre flor, y di que sí, un hombre olivo que cuida del brocal y de las fosas que canta delicado y emotivo el por qué de los nombres y las cosas.