Yo tengo un amigo que aguarda mi vuelta, con una sonrisa y un sabor a fiesta. Que pone su ingenio donde va mi mano y me da su verso a cada verano. Yo tengo un amigo, que decir, austero, forjador de penas, morador de anhelos. Que comparte el frío de las despedidas con el seco abrigo de su voz vencida. Yo tengo un amigo que ríe conmigo, que no anida en ojos para mi castigo. Que me da su apoyo sin cobrar embargos, que conozco poco y que conozco tanto. Yo tengo un amigo que peca de duende, que me llega y luego se desaparece. Que una vez parece en la bondad herido y otras, una flor que acariciara un niño. Yo tengo un amigo sin edad ni nombre, que tiene un camino como cualquier hombre. Si acaso a lo lejos la nostalgia quema un viento indiscreto... mi canción le lleva.